POR: ARTURO CRUZ CABRERA
“Solo la experiencia cuenta en cada terreno. Por eso creo que deben gobernar los que trabajan”.
Oliver Goldsmith
De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española y el de etimologías latinas y griegas, gobernar —del latín guberno–nare; gr. kubernáo— admite los términos dirigir, guiar o administrar los destinos de una nación. El peso que conlleva este concepto dependerá de múltiples factores históricos, culturales, económicos, políticos y territoriales.
Gobernar en nuestro tiempo es uno de los trabajos de mayor complejidad política y administrativa, pues el cargo representa un reto de alto grado para quien lo posee. Además, quien gobierna estará a la mira de todos y cualquier paso en falso su veracidad y fortaleza serán cuestionadas.
Para gobernar es necesario contar con un vasto conocimiento y experiencia en el liderazgo. Quien sabe liderar sabrá gobernar, es una fórmula sencilla con una prominente práctica.
De acuerdo con un estudio que realizó el Asesor Político Rubén Aguilar a un grupo de ciudadano para El Economista, un gobernador debe cubrir las siguientes características:
- Ser honesto.
- Ser transparente en el uso de los recursos.
- Ser objetivo y no engañar con su discurso.
- Tener espíritu de servicio.
- Estar dispuesto al trabajo.
- Estar comprometido con su comunidad.
- Cumplir con las promesas de campaña.
- Centrado en su trabajo. Sin miedo a ensuciarse las manos.
- Ser visionario, innovador y abierto a los cambios.
- Dar respuesta a los problemas y necesidades del estado.
- Ser proactivo y buen administrador.
- Ser capaz y estar orientado a logros.
Como se lee en la cita del inicio: “Solo la experiencia cuenta en cada terreno. Por eso creo que deben gobernar los que trabajan”. Y eso está muy claro, un líder debe conocer a la perfección el tema que lidera, no puede titubear ni quedar a la mitad. El terreno debe ser dominado a base de trabajo, esfuerzo y estrategia.
Por ende, si se aspira a gobernar un municipio, por ejemplo, se debe vivir en él, escuchar a sus pobladores, caminar sus calles, conocer sus instituciones, sus carencias y sus fortalezas. Saber gobernar es involucrarse, no solo es estar detrás de un escritorio, es un trabajo democrático que debe vivirse y entenderse de primera mano.
¿Qué acciones son fundamentales para gobernar?, principalmente, como ya lo dije, saber liderar. Un gobernador debe tener una introspección clara de sus habilidades, sus inquietudes, sus conocimientos y sobre todo sus debilidades.
Como escribió Confucio “Quien se controla a sí mismo y por el bien, no tendrá dificultad alguna para gobernar con eficacia. Al que no sabe gobernarse a sí mismo, le resultará imposible ordenar la conducta de los demás hombres”. Se empieza por uno mismo, siendo fieles a nuestros principios y valores, de este modo los demás percibirán esa seguridad y determinarán sin que nadie se los diga quién es su líder.
La mayoría de líderes políticos en Latinoamérica terminan sus ejercicios gubernamentales mal, ¿por qué? Porque el poder consume a las personas, los ciegan y eso los destruye. Un líder debe tener la mente clara y siempre los pies en la tierra, debe saber utilizar el poder a favor de la población y no para un bien individual. Un líder debe desprenderse de ambiciones personales para enfocarse completamente en las necesidades de su comunidad.
Aprender de los errores y aciertos de las administraciones pasadas es una estrategia perspicaz, aunque siempre se debe tener un proyecto con propuestas propias.
Un gobernador debe saber planificar a largo, mediano y corto plazo. Debe contar con un conocimiento real sobre finanzas para que el dinero público esté correctamente empleado y en la medida de lo posible abarque la mayoría de las demandas de la población. La planificación exige prospectiva y una administración equilibrada, con tasa de retorno y costo-beneficio.
Por si fuera poco, es imprescindible que un gobernador sepa comunicar. Debe buscar los medios que más se adecuen a su público, ya sean físicos o digitales. Debe estar siempre preparado para responder a problemas o inquietudes, aunque esto implique recibir preguntas incómodas o fuera de lugar, dado que un gobernador es un funcionario público y debe regirse siempre por la transparencia, la rendición de cuentas y el acceso a la información pública.
Un asunto público de envergadura radica en las capacidades efectivas de los gobiernos para dar respuesta a las necesidades sociales. Gobernar puede resultar una tarea sencilla cuando se cuenta con un equipo de trabajo competente, equilibrado y profesional; personas que planifiquen y piensen estratégicamente y que tengan la capacidad de garantizar que se cumplan los compromisos.
Deben diseñar una estrategia que responda a los problemas y peticiones ciudadanas, ambientales, económicas o culturales, y esto supone, por supuesto, un minucioso acercamiento con la población, un censo y una dinámica de escucha tanto del gobernador como de su equipo para así conceptualizar las estrategias para después implementarlas y dar seguimiento.
Asimismo, una administración estatal tiene diferentes órdenes de gobierno el cual debe emplear un criterio o principio de subsidiariedad de modo tal que lo que no pueda hacer un gobierno municipal, lo realice el gobierno estatal, y del mismo modo el gobierno federal, o bien con la suma de capacidades y recursos de los tres para el caso de nuestro país. Por ello la importancia de tener un gobernador que sepa comunicar y llegar a acuerdos.
Como en casi todos los casos, el éxito de una buena administración se verá reflejado al final de ésta, obteniendo buenos resultados e implementando un legado funcional en beneficio de la sociedad. Si un buen gobernador, desde un inicio hace correctamente su trabajo, tendrá apertura a postularse a otros cargos y contará con el apoyo de la ciudadanía pues será la más favorecida.
Gobernanza es operatividad, calidad y buena orientación de los recursos; gobernabilidad es moderación; más allá de lo corporativo o proyectivo, los gobernantes de turno tendrán que manejarse en el plano profesional de la administración pública. Gobernar es saber trabajar para los demás y estar al servicio de la población. Un reto difícil que solo los grandes líderes pueden asumir.