Por: Marco Antonio Hernández

Los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil enfrentan desafíos en la articulación de los dinámicos, complejos y cambiantes sistemas actuales, lo que se traduce en problemas de coordinación al momento de tomar decisiones y materializar acciones para resolver un reto. 

Pero para todo mal existe un remedio. Contar con una relación de coordinación y cooperación entre los sectores público, privado y social, conlleva significativamente una mayor eficiencia en la participación, formulación y gestión de políticas públicas. Es decir, es un eje transversal para coordinar y alinear la acción de los diversos agentes involucrados.

La correcta articulación entre los agentes públicos, privados y sociales se traduce en contar con una coordinación eficiente para la formulación de objetivos comunes y el fomento a la integración de diversas perspectivas para una acción colaborativa, lo cual puede ser visto como un mecanismo efectivo en la toma de decisiones y la asignación de recursos en situaciones que representan alta complejidad.

Derivado de lo anterior es importante encontrar y/o generar puntos de convergencia de intereses compartidos. Hay tres puntos clave para generar puentes que gestionen conocimiento, confianza y resultados de alto impacto:

  1. Crear métodos de coordinación de acción público-privada:

Es una tarea compleja pero no imposible. La coordinación de acción ayuda a los sectores público privado a:

  1. Participar y organizarse para determinar objetivos comunes de desarrollo de la región.
  1. Propicia que se integren nuevas perspectivas, experiencias, conocimientos y cultura de los sectores involucrados. Así, se pueden llevar a cabo análisis más integrales de los problemas, necesidades y capacidades ante el reto planteado.
  1. Genera procesos de cambio para reorientar la cultura de las instituciones y organizaciones en función de objetivos de desarrollo y formación.
  1. Disminuye la burocracia al ponerse de acuerdo sobre los aportes de recursos y medios de cada agente para lograr los objetivos definidos en común.
  1. Adhesión permanente a la gestión del conocimiento: 

Mantenerse en un proceso constante de identificar, encontrar, clasificar y usar de un modo eficiente y eficaz el conocimiento y las experiencias acumuladas público-privadas genera:

  1. Gestión de acciones encaminadas a la evaluación del conocimiento que se genera, con énfasis en aquél que les permite ser más competitivos en términos de reducciones de tiempos de respuesta, adaptación a entornos complejos y /o el desarrollo de nuevos proyectos en beneficio de la sociedad en general.
  1. Menor costo y mayor beneficio derivado de una debida y correcta diligencia en la gestión del conocimiento.
  1. Unidades de conocimiento público-privadas para la captación de ideas, creación de incentivos que promuevan la creatividad e innovación, con posibilidad de ser explotado en nuevos proyectos o un reto público planteado.
  1. Evaluación del desempeño y la difusión permanente de resultados que son de carácter estratégico y contribuyen a incrementar una ventaja competitiva.
  1. Nuevo entorno y forma de actuación para la administración de proyectos:

Los cambios en los estilos de gobernar, coordinar y/o toma de decisiones, no son exclusivos de la esfera gubernamental, de hecho, los gobiernos corporativos, se enfocan en las necesidades de mejorar las formas de gestión. De propiciar nuevos entornos y formas de actuación, esto se traduciría en:

  1. Una red local con funciones estratégicas centralizadas en varias direcciones, que los mantendrá en una constante evolución, regida por la innovación y la adecuabilidad de los rendimientos obtenidos por los involucrados.
  1. Calidad de los productos y servicios, la sostenibilidad ambiental y la responsabilidad social empresarial.
  1. Considerar mejor las necesidades con la finalidad de intentar construir mejores respuestas, respecto de cómo relacionarse gobierno/empresa  basados en sus capacidades de implementación.
  1. Asegurar el cumplimiento de los proyectos en los que se precisan objetivos, metas, tiempos y la eficiencia de recursos, esto a través de la organización de todos los involucrados.

Por último, para poder desarrollar e implementar los tres pilares mencionados, es crucial eliminar la resistencia al cambio y reemplazar los modelos ineficaces para lograr una articulación efectiva entre los sectores público, privado y social. 

Es necesario dar paso a nuevos y mejores sistemas de gobernanza colaborativa, herramientas e instrumentos que creen ecosistemas amigables y aptos para la participación de los diversos actores para construir relaciones sólidas de confianza que conducirán a resultados impactantes y positivos para la sociedad en su conjunto.