Por: Luz Daniela Martínez Chávez

INTRODUCCIÓN 

Por naturaleza nos encontramos en un cambio constante, es decir, una evolución inevitable, es por eso que nuestro estilo de vida se va adaptando y va evolucionando conforme a estas variaciones de cambio. En un contexto histórico, a lo largo del tiempo, hemos modificado nuestras herramientas de comunicación, comercio, educación, alimentación, entretenimiento, etc.

En este proceso de cambio, llegó a nosotros lo que conocemos como “Internet” que es nuestra herramienta principal en el estilo de vida actual. Es una red informática descentralizada de alcance global. Se trata de un sistema de redes interconectadas mediante distintos protocolos que ofrece una gran diversidad de servicios y recursos.

Actualmente, el internet se encuentra al alcance de todos y su uso es indispensable para la mayoría de la población, permite rebasar las fronteras entre países y tiene la información a disposición inmediata. Actualmente, la red es el medio más utilizado para defraudar, ya que la población invierte gran parte de su tiempo en la red, ya sea por ocio o entretenimiento, pero también es importante mencionar que gracias a esto ha aumentado el comercio online, es por esto que los delitos se han adaptado e innovado.

 

A partir del 2009 surgió un nuevo y novedoso sistema electrónico de pagos, cuya moneda virtual fue denominada “bitcoin”, la cual promueve un comercio más eficiente y al mismo tiempo que compite con los sistemas de pagos tradicionales, fue creada bajo el concepto de “convertible”. Porque está permitido el intercambio de dinero real, es descentralizada, pues no existe una entidad que ejerza su administración.

¿QUÉ SON LAS CRIPTOMONEDAS?

Una criptomoneda es una moneda digital que no tiene representación física. Permite la transferencia de fondos fácil y anónima, y ​​existe fuera de cualquier sistema de censura o control existente, como bancos y gobiernos.

Las criptomonedas son un medio digital de intercambio, se puede definir como la representación digital de un valor que puede transferirse, almacenarse y negociarse por medios electrónicos. No está emitida ni garantizada por un banco central ni ninguna otra autoridad pública, pero es aceptada por personas físicas o jurídicas como medio de cambio, pretende convertirse en una alternativa al sistema convencional de medios de pago, pero desde un punto de vista jurídico no es más que una mercancía.

Las criptomonedas se basan en la tecnología blockchain o cadena de bloques y se trata de una base de datos virtual, fueron diseñadas para funcionar como dinero y constituir una moneda alternativa entre partes privadas.

A lo largo de los años han surgido más opciones y hoy en día existen muchas más criptomonedas alternativas que operan de manera similar, y que han incrementado su valor.

LAVADO DE DINERO 

El lavado de dinero es una consecuencia de la comisión de un ilícito anterior, es un acto derivado del delito a través del cual se originan los fondos. Estos fondos constituyen el activo a reciclar, con la finalidad de que luego puedan ser colocados en la cadena de circulación económica ilícita, es así que el bien jurídico que se pretende proteger es aquel atacado por el delito que antecede al lavado.

Las criptomonedas son aprovechadas para disfrazar el dinero obtenido de forma ilícita, “el anonimato que ofrece la red ha sido una oportunidad para el narcotráfico de practicar el “smurfing”, que consiste en ocultar el origen de sus fondos ilegales y maximizar sus ganancias, pues cuando reciben el dinero por una actividad ilícita, lo depositan en un kiosco para cambiarlo por criptomonedas, que luego son transferidas en pequeñas cantidades de hasta 7,500 dólares a diferentes cuentas bancarias y así evitan ser rastreados.”

Las particulares características de las criptomonedas, como la falta de control, registros, nombres e intermediarios son aprovechadas por criminales para disfrazar el dinero de forma ilícita. Razón por la que una de las principales preocupaciones en torno a aquellas, radica en su empleo para lavar activos de procedencia criminal, ya que la convierte en “La moneda perfecta para el lavado de dinero”.

La ausencia de territorialidad y libre flujo de capitales se vincula a la ausencia de intermediarios, pues las operaciones con criptomonedas no están sujetas a ningún tipo de control por parte de un tercero o sistema financiero. No hay un órgano de control central, ni ente u organismo que asuma el rol de supervisor centralizado.

El uso de dinero electrónico para blanquear recursos ilegales cada día aumenta más, es por esto que el estado debe adoptar y reforzar medidas orientadas a mitigar los riesgos delictivos asociados al uso de criptomonedas. Es necesario implementar un marco normativo que pueda complementarse con los sistemas regulatorios vigentes.

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